Si, soy un tardón, lo seeeeeeeee, pero cuando uno no está, no está. Gracias por leerme y por comentar.
Feliz año a todos!!!!
Aquí sigue la historia:
Bueno, ahora sí. Me dirigí a la estación del shinkansen y la verdad es que está muy bien montado. Con tu billete sabes exactamente en que puerta te tienes que colocar gracias a unas marcas en el suelo. En lo que estaba esperando mi tren pasó otro por la estación sin parar y los palos se me cayeron del sombrajo... que velocidad... y qué longitud, era más largo que un día sin pan.
Me dirigí al barrio de las geishas y me encontré con un par de ellas. Me dieron un poco de pena ya que tenían que estar pasando un calor de muerte con todo ese maquillaje. Una de ellas era mas fea que un pie, de ahí el maquillaje espeso. A la otra se la llevo una española (que vergüenza) de un tirón para hacerse una foto.
Paseando por el centro de Kyoto me encontre a un japones con una camiseta del Real Madrid y pensé en voz alta
-Mira, un tío con criterio
Ya en el hotel entramos en el cuartito de los ordenadores para conectarnos a internet y al abrir el explorer eso no funcionaba. Con mi inglés guarro le pregunte a un tío que qué había que hacer y el otro con pinta de inglés me contestó de forma rara (hablaba inglés de los indios) que había que pedir una llave en recepción. Por confirmar, pregunté a mi mujer qué había dicho y el indio contestó: coño si sois españoles, que hay que pedir un pincho en recepción...
Da gusto mezclarse con los aborígenes...
Me quedé frito viendo por la tele un curso de español para japoneses donde hablaban de tortillas de patata para Loli y soñé con volverme japonés.
Mi viaje estaba en su recta final a falta de un par de días, pero seguía desenvolviendome por allí como carpa dorada en Shimantogawa.
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